domingo, 11 de agosto de 2019

Pequeños fuegos por todas partes






CALIFICACIÓN 7/10
Pequeños fuegos por todas partes es un libro favorito de muchos, pero a que mí me resultó decepcionante y frustrante. Esperaba mucho más.

Sinopsis:

En Shaker Heights, una tranquila y próspera zona residencial de Cleveland, todo está planeado, desde el trazado de las carreteras hasta los colores de las casas, incluso el triunfal futuro de sus vecinos. Nadie encarna mejor este espíritu que Elena Richardson, cuya vida se rige por un principio fundamental: jugar siempre dentro de las reglas sociales. La historia comienza cuando Mia Warren, artista enigmática y madre soltera, llega a esta idílica burbuja con Pearl, su hija adolescente. Mia lleva consigo un pasado misterioso y un desprecio por las reglas que acabarán amenazando esta comunidad tan cuidadosamente ordenada.


Pequeños fuego por todas partes, de Celeste Ng, tristemente pasará a la lista de "Bestsellers que me han decepcionado".
Tenía muy altas expectativas con esta obra, pero se quedó corta en todo. Hubo varias cosas de la historia que sí me gustaron, en particular el final de una de las tramas principales (lo un bebé), así como la forma en que la autora retrata la vida cotidiana de la familia Richardson, y en general, del estilo de vida en esa comunidad.
Pero la lista de los aspectos que me quedaron a deber, es más larga.

Advierto que habrá algunos spoilers de aquí en adelante.

El personaje de Mia
La artista enigmática resulta serlo tanto, que nunca acabé de conocerla ni de conectar con ella. En todo el libro se desarrolló con rarezas y cierta frialdad. Ni siquiera sentí el supuesto vínculo que tenía con su hija Pearl. como personaje, este fue el más decepcionante.

La intriga del aborto
La resolución de este conflicto fue lo que más me decepcionó del final. Simplemente, importantes verdades QUEDAN OCULTAS. Pasé todo el libro esperando por el momento en que se revelara toda la verdad Y NUNCA SE REVELA. Eso, mis amigos, es una traición al lector: negarle esa satisfacción.

Las descripciones
La primera mitad del libro es muy lenta, y en gran parte se debe al exceso de descripciones. La autora nos cuenta con pelos y señales todas y cada una de las características del trabajo artístico fotográfico de Mia y eso francamente no me interesa. No aporta a la trama y solo hace más tediosa la lectura.

El regalo cursi
Después de los injustos ataques de Elena contra Mia, sus insultos y agresiones, resulta que Mia es tan noble que les deja un regalo, a ella y a toda su familia. Un regalo súper cursi (que tampoco encaja con la personalidad fría de Mia) que se supone es un retrato de ellos, de su alma, de su nobleza... No importa que por culpa de esa señora Mia tenga que salir huyendo de la ciudad, otra vez. La autora nos quiere vender la idea de que Mia es una santa, que siente gran aprecio por la familia. Un aprecio que nunca se hizo palpable antes, y por lo tanto, no es verosímil.

El peligro que no es tan peligroso
Mia llegó a  Shaker Heights huyendo de un turbio pasado. Ese es el misterio que nos venden y el conflicto que ha movido toda la historia de la protagonista. Pero, extrañamente, después de que ese conflicto es revelado, y Pearl se entera de todo, Mia le ofrece simplemente ir a ver a "ciertas personas" si ella lo desea.
¿Perdón? Pues no estaba tan aterrorizada de que la encontraran, que por eso traía a Pearl de ciudad en ciudad, sin dejar a su pobre hija echar raíces en ningún lado? ¿No era catastrófica la sola posibilidad de que fueran encontradas? ¿Y ahora resulta que no?

En fin, este libro no fue para mí. Y considerando la decepción, ya eliminé de mis Libros por Leer la otra novela de la autora: Todo lo que no te conté. Hay quienes dicen que es mejor que Pequeños fuegos... pero la verdad, yo prefiero no experimentar más con ella, por ahora.

Cabe aclarar que esta novela tiene muy buenas calificaciones y reseñas, así que si te llama la atención leerla, no dejes que mi reseña te desanime, que para todo hay gustos.


Frases favoritas:

Una llama eterna que nunca debía incendiar nada. Controlada. Dominada. Felizmente cautiva.
 Lo fundamental era evitar el incendio.

Pero en el fondo te da miedo pensar que tal vez, en algún momento, renunciaste a algo sin darte cuenta siquiera. –Esbozó una sonrisa compasiva–. 
¿Qué fue? ¿Un hombre? ¿Una vocación? ¿O fue una vida entera?

He medido mi vida con cucharillas de café y ¿me atreveré a comer un melocotón? y 
¿me atreveré a perturbar el universo? 

La ira protegía, como una concha de caracol, la angustia que había sentido desde siempre.


Arrivederci

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