Cazadores de Sombras IV: Ciudad de los Ángeles Caídos

CALIFICACIÓN: 6/10

Sinopsis

Alguien está dando muerte a los Cazadores de Sombras del círculo de Valentine, y esas muertes ene- mistan de nuevo a los Cazadores de Sombras con los subterráneos. Solo Simon, ahora convertido en vampiro, podrá evitar el enfrentamiento. Mientras, Clary y Jace descubrirán un misterio que les llevará a fortalecer su relación o... a destruirla para siempre. 

Tristemente, este libro es un retroceso en muchas cosas. Se parece al primer libro de la saga, en cuanto a que es muy lento y retoma algunos vicios, como poner a los personajes con actitudes infantiles y fuera de contexto, y circunstancias inverosímiles.

Se nota también que es un libro puente, que extiende la trama para lograr sacar tres libros más, de una historia que en realidad estaba pensada para terminar como trilogía, con Ciudad de Cristal.
Es hasta después de medio libro que empiezan a suceder cosas.
Además, comienza con las aventuras de Simon, un personaje que aunque me cae bien, me importa muy poco, así que me costó mucho trabajo lograr pasar páginas y páginas y páginas de esto... hasta que aparecieron Jace y Clary en escena. Me tarde días en brincar el bache.

De hecho, me cansó tanto que acabé botando el libro y me fui a leer otra cosa -El Manantial- y lo retomé hasta que termine ese. Necesitaba un break.

Algunos de los absurdos que encontré en este libro son: (ALERTA DE SPOILERS)

¿Por qué Simon no come? Se la pasa páginas y páginas (y días y días) sin comer sólo por que sí, hasta que... OBVIO... pierde el control. Habla de que debe comer, pero no lo hace.¿ ¿Poooor?? Ni idea. A la autora no se le ocurrió una buena razón y así lo dejó.

La mamá de Clary, después de que en la entrega anterior se reveló como toda una guerrera legendaria, ahora no hace más que llorar y salir corriendo como quinceañera de novela rosa. Absurdo.

¿Por qué Jace no le dice a nadie, ni a Clary, lo de las pesadillas? NO HAY ninguna razón, excepto claro, angustiar a Clary y crear malentedidos forzados estilo telenovela, para provocar un conflicto que rellene el libro 4.

Y hablando de Clary, este personaje, bastante odiosito en el primer libro, vuelve a sus actitudes pesadas aquí, además de escenas donde está criticando su cuerpo en el espejo y comparándose con otras chicas. Siempre que en esta saga aparecen estos pasajes, o pullas y celos entre mujeres, me parece que es la autora proyectando su personalidad, y además me hace pensar que quien escribe es una chica preadolescente, inmadura y medio boba.
Definitivamente, prefiero a la Clary de la serie de TV. Es más creíble y equilibrada.

Otro caso de esto es Malec. ¿Era necesario poner a Alec en plan de Drama Queen, transformado en puberto berrinchudo? Parecía poseído por Clary....
Terrible desarrollo de este hilo. La idea central del conflicto de la inmortalidad de Magnus y las inseguridades en Alec es buena, pero mal llevada a mi gusto, y tristemente, tenemos a la mejor pareja de la saga pasando por esta entrega sin pena ni gloria...otra vez.
Un gran desperdicio, su hilo argumental tenía mucho potencial.

En el lado bueno de las cosas, los nuevos personajes me agradaron, será interesante ver qué pasa con ellos en los siguientes libros (Camille y Jordan). También me pareció que la trama central, con Lilith y demás, fue divertida, aunque creo que a Lilith faltó trazarla con más ciudado, para que fuera más intrigante, poderosa, enigmática... qué se yo. ¡Es un demonio milenario! Pero no se notaba ni en la descipción física, ni en sus actitudes, ni en su lenguaje.

Si se preguntan a qué me refiero, ¿Quieren ver un personaje de fantasía milenario, trazado MAGISTRALMENTE? Lean La Reina de los Condenados, de Anne Rice. Me quito el sombrero.

Por lo pronto, me siento un poco cansada de Jace y Clary, así que me pondré a leer la saga de Los Orígenes, antes de retomar los 2 que me faltan de la saga principal. (Además, tengo entendido que es recomendable leer Los Orígenes para entender mejor algunas cosas de Ciudad de las Almas Perdidas y Ciudad del Fuego Celestial.

Arrivederci